Marisol de la Fuente, la comunicadora nata
Experta en comunicación y marketing, Marisol de la Fuente, en un viaje por la ruta del vino en Mendoza se dio cuenta que mientras otros turistas solo se preocupaban por tomar vino ella empezó a detectar aromas y que además podía poner en palabras lo que sentía y descubría cada vez que le ofrecían una copa de vino. Así que apenas volvió a Buenos Aires averiguó si podía estudiar enología, pero al no ser viable en la capital argentina, descubrió que la mejor combinación con su formación de comunicadora era la sommellerie. De ahí en más, puso quinta a fondo y empezó a comunicar el vino en televisión, radio, redes sociales y recientemente hasta se animó a escribir su primer libro: Te cuento el vino, para el sello Grijalbo de la editorial Penguin Random House. En el que a lo largo de sus páginas presenta el mundo del vino de manera sencilla, práctica y divertida con el objetivo de acercar a los consumidores los secretos de la bebida nacional argentina.
"El vino es cultura, son historias, tradiciones, recuerdos, es mucho más que una bebida. Es el esfuerzo y trabajo de mucha gente, son sabores, aromas, lugares, anécdotas y además algo mágico que logra, sin importar dónde o con quien te encuentres, que haya unión y alegría. Porque cada vez que se abre un vino se transmite alegría" enumera la multifacética sommelier quien hoy en su comunidad de Instagram, con casi 130 mil seguidores, comunica a diario novedades no sólo del mundo del vino sino del mundo de las bebida espirituosas.
Pero si hablamos de vinos, Marisol es una verdadera derribadora de mitos. "Siempre encuentro nuevas formas de derribar mitos clásicos tan arraigados en la sociedad como que el vino blanco da dolor de cabeza, que solo los vinos con madera son buenos o que si la base de la botella es profunda el vino entonces es bueno. Creo que los que comunicamos el vino tenemos la obligación de no detenernos en nuestro trabajo de simplificar su comunicación y tenemos que acercar el vino de una manera fácil y divertida y, además, luchar contra esos mitos que tanto daño hacen a la cultura del vino".
Ahora bien, si tuviera que sorprender a alguien con un vino argentino, no duda en proponer un vino de una provincia no tradicional o de una zona nueva. "Creo que al tener producción vitivinícola en 18 provincias hay muchas opciones en nuestro país. De hecho, muchas son muy buenas. Así que para sorprender con un vino de un lugar productivo y que el agasajado no conozca elegiría algo de Balcarce, Chubut o Córdoba. No porque Mendoza no haga grandes vinos sino porque si la idea es sorprender, definitivamente en estas provincias me he llevado muy gratas sorpresas".
Si le preguntamos cómo observa la actualidad del vino argentino nos dirá que "la industria del vino vive en una constante dualidad en la cual dice que quiere simplificar su comunicación pero a la vez no quiere perder su imagen glamorosa. Así que es en estas idas y vueltas que se pierde el foco en el consumidor. Creo que aún queda mucho trabajo por hacer en la maduración de la comunicación del vino en la Argentina, así como en sus productos, para realmente lograr mayor crecimiento. Estamos en la dirección correcta pero aún queda camino por recorrer".
Apasionada por enseñar y aprender, disfruta muchísimo al hablar con productores ya que le permite aprender sobre tendencias, estilos, procesos y lugares. Por otro lado, también cree que es fundamental hablar con los consumidores ya que son los que le dicen dónde poner el foco, y la ayudan a entender cómo puede ayudarlos y, a la vez, aprender sus hábitos de consumo.
Y como buena sommelier Marisol recomienda un cuarteto de maridajes imbatibles con acento argento: pizzas con vino rosado, empanadas salteñas y Torrontés, cordero patagónico y Merlot gran reserva y un asado con un Cabernet Franc gran reserva.
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