Son una sustancia química vegetal natural que se encuentra en el vino y que viene de la piel, el hollejo y las semillas de la uva, también, de la madera de las barricas🍷. En la naturaleza los encontramos también en el té y las frutas secas, entre otros productos naturales.
En los vinos tintos los sentimos como una sensación táctil en boca 👅 que se percibe secante y se detecta en las encías. También los blancos pueden tener taninos si han pasado por madera. Por eso es importante siempre leer bien las etiquetas para entender el perfil de vino con el que vamos a encontrarnos.
Hay taninos presentes, sedosos, cremosos, envolventes, aterciopelados o, incluso, verdes. Cada adjetivo nos estará describiendo la intensidad de su presencia en nuestra boca y nos hablará del estilo del vino y de sus posibles combinaciones.
En los maridajes es importante tener en cuenta que los vinos tánicos son buenos compañeros de los platos con más grasa y textura porque nos ayudarán a limpiar la boca y dsfrutar más de los sabores de plato y bebida.
Se sienten en las encías y en el paladar con una sensación táctil de asperesa (yo no digo astringencia nunca❌, para mi esa palabra tiene una connotación negativa ⬇️ que no ayuda a hablar del vino 🤷🏻♀️ pero es así para mi😬).
No son bueno ni malos, no hablan de calidad, sólo nos cuentan historias sobre cada vino🍷. Por eso, en tu próxima copa te invito a que les prestes atención y los describas, así podrás reconocer y elegir los vinos que más te gusten en tu próxima compra. Vos, ¿Con qué otras palabras te animás a hablar de los taninos? Te leo! 🤗
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